martes, 21 de octubre de 2008

EL INDIVIDUO EN LA SOCIEDAD

Partiremos de esta base:
  • TEJIDO LISO: el individuo (tanto la persona en sí, un ser humano, materia viva; como todo lo que lo define, lo que lo individualiza, es decir, las características propias de él, como por ejemplo la personalidad).

  • TEJIDO ESTRIADO: el límite del individuo como tal y su inicio como sociedad.

  • Siempre existe una relación entre ellos, se necesitan mutuamente.

(Lo liso y lo estriado, Gilles Deleuze y Félix Guattari)


El término individuo identifica a aquello que no se puede dividir, es decir, es una unidad elemental de un sistema mayor o más complejo.

Respecto a la sociedad humana no tiene sentido algo menor que una persona, siendo esta unidad elemental un ser diferente, racional, puesto que posee inteligencia, y consciente de sí mismo.

Si tenemos en cuenta que siempre existe una relación sociedad-individuo y que la sociedad, de una forma u otra, evoluciona, caeremos en la cuenta de que ha de darse este cambio, primeramente, en cada una de las unidades que forman el sistema complejo, es decir, la sociedad evoluciona, y toda esta evolución se produce porque antes se ha dado en el individuo. Ahora bien, como es evidente, esta deducción nos lleva ante una nueva duda: ¿como evoluciona una persona?Entraremos entonces en lo que filosóficamente se llama "la construcción social del yo".

Tras reflexionar sobre un fragmento de la obra Los siete saberes necesarios para la educación del futuro de Edgar Morin, en el que se habla de la cultura, otro de los temas expuestos en clase, he elaborado mi propio pensamiento: el ser humano tiene una necesidad básica ante el mundo, ante todo lo que nos rodea, y es una actitud de búsqueda. Esta búsqueda se traduce en un aprendizaje, y todo aprendizaje es culturizarse, así que podemos establecer una nueva relación entre cultura y aprendizaje; luego si la evolución del ser humano depende de la cultura de éste, no podemos romper este vínculo, ya que no hay existencia humana fuera de la cultura.

Pero a partir de ahí podemos entrar en otra cuestión. Si es fundamental la cultura para la evolución del individuo, y por lo tanto de la sociedad, ¿qué determina el nivel cultural de una persona, ya que es evidente que no todos tienen el mismo? Pasaríamos con esto a indagar en la estructura más superficial de la sociedad: los pliegues sociales. Aunque aparentemente la sociedad de la que formamos parte ha evolucionado hasta tal punto que la mayoría de la población tiene acceso a, cuanto menos, un tipo de aprendizaje (a través de libros, medios de comunicación, escolarización, etc.) en realidad no es así. Existen casos extremos tales como la diferencia entre países ricos y pobres en cuanto a, entre otras muchas cosas, medios para acceder a cualquier tipo de aprendizaje; sirviendo como ejemplo de esto el contraste entre el número de niños cuya edad corresponde al nivel de nuestro sistema educativo "primaria" que saben leer y escribir en nuestro país y el número de éstos en cualquier país del centro del continente africano. Pero también encontramos casos en sociedades supuestamente más avanzadas. Perfectamente en nuestro país podría darse la siguiente situación, y no olvidemos que nosotros mismos clasificamos la sociedad a la que pertenecemos como "avanzada": dos alumnos que hacen la prueba de acceso a la universidad para estudiar una misma carrera en una universidad pública. Ninguno ha conseguido la nota de corte necesaria para acceder a esa clase de estudios. Les diferencia el nivel (o pliegue) social en el que se encuentran. El individuo que pertenece a un pliegue social más bajo posiblemente no tenga posibilidad de acceder a una universidad privada donde llevar a cabo sus estudios mientras que el otro individuo sí, quedándose el primero sin oportunidad de estudiar lo que le interesa, es decir, sin poder evolucionar.

Con esto podemos formular esta conclusión: un nivel económico nos hace pertenecer a un nivel social o a otro, y un cierto nivel social te da acceso a un nivel cultural, determinando con ello tu nivel de aportación a la evolución de la sociedad en la que te encuentres.


Al aludir a la adjudicación de un pliegue social según el nivel económico de una persona podemos abrir un pequeño paréntesis para hablar, algo metafóricamente, de otro de los temas expuestos en clase: lo necesario y lo no necesario. (La invención de lo cotidiano, Michel de Certeau)


El pan es símbolo de esfuerzo y el vino es símbolo de riqueza; así mismo el pan constituye la cara laboriosa de la comida y el vino la cara festiva.

Si ahora, sabiendo esto, suponemos que cualquier individuo que pertenezca a un pliegue social más bajo concederá mayor importancia a tener pan en su comida que a tener vino podremos decir que un nivel de evolución del individuo, lo que hemos visto que va ligado a un cierto nivel económico, conlleva prescindir o no de lo no necesario, es decir, lo que da lugar a la posibilidad de combinar lo prescindible con lo imprescindible, el pan y el vino, es un nivel económico y cultural "alto".


Retomemos ahora el concepto de necesidad básica del ser humano de búsqueda para finalizar esta exposición. Debido a este afán por culturizarse, y con ello evolucionar, de las personas hay que hacer alusión a una de las historias más importantes del siglo XX a nivel humano: el impacto de la tecnología de la computación y las comunicaciones en nuestra vida, nuestro trabajo y nuestro tiempo de ocio. No es exagerado afirmar que la condición del individuo en la sociedad ha sufrido una transformación y que para ello ha habido que sacrificar algunas cosas. Tal es el caso del teléfono móvil (Amor líquido, Zygmunt Bauman), por ejemplo, con el que se ha hecho perder el lado humano de la conversación (ver como reacciona la otra persona, sus gestos, si realmente te está escuchando, etc.) para poder gozar de otro tipo de comodidades a la hora de comunicarse.

Y con esto doy por finalizada esta larga reflexión sobre el individuo y su inicio como sociedad a través de su evolución cultural.